Y las voces visitantes se retiraron
mermó la excitación de tantos encuentros.
Las luces del Carrousel se apagaron,
cesó la música repentinamente,
deseaba la noche con su silencio
y se me emparejó el insomnio,
entonces me topé con el encuentro,
ese rincón que sabe a todo o nada.
Ese choque con el propio espejo
lleno de esperanzas a veces,
mientras no aparezca un solsticio
y destruya el castillito de naipes.
una extraña melancolía embarga el día
y me largo a sentirla.
Me refugio en mi terruño lleno de extrañeces.
vuelvo a mis libros,mis cuadernos,mis delirios,
mis cosas.
Y enfrento al frío
y me dejo llevar.
Enciendo la leña
y me dejo llevar.
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